Economía del conocimiento y oficios digitales
Una oportunidad que no debemos dejar pasar
El último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina titulado “Jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan en la Argentina urbana pre-post pandemia (2017-2021)”, señala que la mitad de los jóvenes argentinos de entre 18 y 24 años está fuera del sistema educativo. Una cuarta parte de ellos tampoco trabaja, por lo que se los considera “doblemente excluidos, tanto de la educación como del mercado laboral”.
Esta situación, que pone a un millón y medio de jóvenes en una posición muy comprometida en relación a su futuro y a riesgo de la desintegración social, coexiste con otra estadística mucho más alentadora y que representa una gran oportunidad.
Existen decenas de miles de oficios digitales que hoy no se cubren por falta de perfiles capacitados. Son los que demanda la denominada Economía del Conocimiento y abarcan una amplia gama de trabajos como el personal que brinda soporte de tecnología, diseñadores web, especialistas en marketing digital, desarrolladores de videojuegos y producciones audiovisuales, prestadores de servicios y soluciones en la Nube, por citar algunos.
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A diferencia de los oficios tradicionales cuya demanda y retribución parece estar cayendo en picada, el mercado laboral digital muestra un gran dinamismo, motorizado por la pandemia.
A la fecha, según Argencon, la asociación que nuclea a las empresas del sector, la Economía del Conocimiento es el segundo complejo exportador en volumen neto de ingreso de divisas para nuestro país, solamente superado por el sector agropecuario.
Esta cifra nos revela la importancia socioeconómica que ha adquirido el sector como exportador de alto valor agregado, algo que no debería sorprendernos dado que el talento digital argentino tiene un prestigio muy bien ganado a nivel internacional. Hoy ya suman una docena los Unicornios creados en nuestro país -nombre que se da a las empresas de tecnología que cotizan en el mercado global y cuyo valor de mercado supera los mil millones de dólares.

Varias razones hacen que los oficios digitales representen una salida concreta para progresar social y laboralmente, especialmente para los jóvenes.
En primer lugar, porque tanto las destrezas como la cultura de trabajo requeridas son totalmente afines y cercanas a ellos, precisamente por ser nativos digitales.
Además, la capacitación requerida para insertarse en el mercado laboral digital en un trabajo inicial se asimila en un corto período de tiempo que va de los 4 a los 8 meses, dependiendo de la especialización.
La industria también ofrece trayectorias de carreras atractivas, que no requieren permanecer en un escritorio, ciudad o país en particular. El nómade digital es el arquetipo de trabajador emergente de esta tendencia.
Para que esta oportunidad pueda materializarse con un alcance masivo y transformador de las realidades de la amplia cantidad de jóvenes que buscan un futuro con mejores oportunidades, se requiere democratizar el acceso a propuestas de capacitación cortas y gratuitas, dado que hoy las diferencias sociales crean oportunidades solo para aquellos que pueden pagar su capacitación en una academia privada.
La alfabetización tecnológica es vital para cualquier persona en la economía global y la educación en oficios digitales es un factor determinante para que las personas accedan a trabajos mejor remunerados y, por lo tanto, a una vida más próspera. Pero a la formación, hay que sumarle el acompañamiento: sin sostén y seguimiento pedagógico, el modelo no funciona. Es necesario pensar una propuesta integral e inclusiva de la educación para la superación de la pobreza, integrando acciones del sistema educativo formal e informal, y esto incluye el seguimiento, el acompañamiento y una perspectiva que tenga en cuenta el contexto social y económico de las personas a potenciar. Solo desde ese lugar se puede construir una educación para el futuro.
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